diciembre 14, 2008

PRODUCTOS DE CONSUMO

El consumo como proceso se distingue del uso como proceso en que el producto una vez consumido ya no existe, se ha gastado. Son productos típicos de consumo los productos alimenticios, que satisfacen una necesidad fundamental del hombre. Otro ejemplo lo constituirán los productos de limpieza, como pasta dental, jabón o pulimentos para automóviles. Se es consciente de que estos productos, tras el proceso de consumo, "dejan de existir". No obstante, su caracter efímero no es óbice para que se preste atención a su configuración.
Es evidente que determinados productos alimenticios básicos, como legumbres secas, sal o azúcar, tienen una apariencia natural y no están configurados por el hombre. Aun mucho después de 1900, estos productos se sacaban de grandes contenedores y se servían a los clientes empaquetados en bolsas. Sin embargo, por razones de competencia, los fabricantes comenzaron a empaquetar estos productos anónimos en pequeñas cantidades adecuadas a su consumo, diferenciándose entre sí por las correspondientes estampaciones en sus etiquetas. Apareció el producto de marca, con lo que se modificaron totalmente las relaciones entre el consumidor y el producto. Mediante el empaquetado se dirigió la atención del interesado hacia un producto muy concreto: el consumidor ya no compraba simplemente azúcar, sino una clase determinada de azúcar de un fabricante determinado. Así pues, resulta evidente que es económicamente importante para el fabricante la influencia que pueden ejercer los productos de consumo mediante la configuración de su empaquetado es una de las tareas del diseñador, para la cual los anglosajones acuñaban el término de Packaging Designer. Pero estas tareas son también en parte realizadas por el diseñador gráfico o por el diseñador industrial, lo que es motivo para una continuada atención a la configuración de productos de consumo y a su empaquetado.
Cuando un gran número de compradores ofrecen productos de la misma calidad en el mercado, ciertamente es posible centrar la atención sobre el producto a través de la configuración estética del empaquetado, pero tales productos alcanzan mayor éxito cuando prometen al consumidor una utilidad adicional, cuando poseen una plusvalía.

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